Una ola de calor (frío) es una sucesión de días en los que la temperatura supera (es menor que) un cierto límite "esperable" para su mismo día. Es un fenómeno climático de los que denominamos "extremo". Ambos tipos de olas ocurren a lo largo de todas las estaciones del año, y sus efectos difieren según sean en verano o invierno.

Las "olas de calor" de verano producen días sofocantes y los efectos en la salud humana y en los vegetales son evidentes. En invierno  puede afectar el crecimiento de ciertos cultivos o influir sobre actividades turísticas  invernales.

Las "olas de frío" de invierno pueden impactar en la salud (enfermedades cardíacas, respiratorias o virósicas) y cuando se producen en verano afectar seriamente actividades económicas muy relacionadas con las vacaciones de verano, como la venta de bebidas, helados, etc. En la agricultura las heladas asociadas a las olas frías  pueden afectar severamente el desarrollo de los cultivos.

Dada su relevancia en el desarrollo del clima el fenómeno de olas ha sido estudiado en particular en numerosos artículos de investigación publicados en revistas de la especialidad.

Se las suele agrupar con el siguiente criterio: